lunes, 12 de julio de 2010

Antes de continuar me explicaré...

Muchas son las ideas fotográficas que me pasan por la cabeza. Pocos son aún los libros que he leído y los fotógrafos que admiro. Pero en todo el tiempo que ha pasado desde que la fotografía llamó a mis puertas para encender la chispa de la pasión si hay algo que tengo claro es que he evolucionado. Y que seguiré evolucionando a medida que conozca nuevos trabajos, a medida que siga disparando, y se que la que hoy me puede parecer mi mejor foto mañana me puede parecer horrible.
En el camino de esta evolución me han marcado conceptos como que el fotógrafo no toma una foto, sino que pinta una foto. Al igual que las películas las fotos nunca se terminan, solo se abandonan.
El gran logro de la fotografía digital es que no hay que ceñirse a la realidad, sino a la mezcla de imaginación y saber de quien la trata. Quien se ciña a la realidad ofrecida por la cámara estará fotografiando, y quien quiera mostrar al mundo una visión diferente de la realidad gracias a su destreza fotográfica estará pintando con su cámara.
Al igual que la fotografía en tonos grises o en sepia no es real y puede ser maravillosa, la fotografía que yo planteo no pretende ser un plagio a la realidad, sino un cuadro inspirado en ella pero más agradable a la vista.
Dicho todo esto me presento como un simple aprendiz que quiere aprender lo justo de los demás, y todo lo que pueda de uno mismo. La realidad presentada a través de mis fotos será de una nitidez extrema, una saturación alta y un tono combinado para dar mayor viveza a los colores. Adoro saltarme las reglas de equilibrio y contrapesado, y si mis retratos son infantiles por carecer de profundidad de campo es porque no necesito todo el espacio que me ofrece la imagen para plasmar la idea que quiero.
Pero claro, solo soy un aprendiz, y todo esto puede ir cambiando a medida que continúe evolucionando...